Es difícil que un Papa deje de ser persona para convertirse en personaje. Y en momentos actuales, el de su fallecimiento, resulta complejo también decir algo genuino que no haya perfilado al personaje desde los lugares que se convierten ya en comunes. Es por ello que en SERCADE seremos breves.
Lamentamos profundamente el fallecimiento de Francisco. Él ha sido un magnífico traductor del evangelio para hacerlo actual, accesible, ecuménico y trascendente. Su pontificado es para el equipo que conforma la obra social capuchina un verdadero motor de esperanza, de conexión con la Iglesia y de conexión de ésta con el mundo más allá de sus límites.
Es por ello que damos gracias por su palabra. Por habernos conmovido desde la elección de su nombre. Por haberlo hecho cuando decidió viajar a Lampedusa y poner en el centro el debate sobe los pobres.
No es cierto que Francisco haya inventado la doctrina social. La tradición sobre la caridad en la Iglesia es magnífica. Pero Francisco fue capaz de convertirla en gestos concretos, sencillos y claros. Su opción por la creación y la casa común será salvadora, sin lugar a dudas.
Nos quedamos con sus palabras, Fratelli Tutti 115 “en estos momentos donde todo parece diluirse y perder consistencia, nos hace bien apelar a la solidez que surge de sabernos responsables de la fragilidad de los demás buscando un destino común”.
Descansa en Paz hermano.