A continuación relatamos una historia cualquiera de alguien que lucha cada día por anclarse a la vida.
No diré mi nombre pero sí que tengo 40 años. Soy del norte de España, de una tierra húmeda y que recuerda a nostalgia. En la actualidad vivo en Gijón. Os contaré en unas breves líneas la historia de mi anterior vida; y sí, digo anterior porque no fue precisamente buena y trato ahora de dejarla atrás. Mi mala cabeza me arrastró hasta que llegó el día en que toqué fondo… allá voy.
Me consideraba a mi mismo como una persona amable, honesta, amigo de mis amigos, cariñoso con mi familia y mis seres queridos. Nada me faltaba, tenía un buen trabajo; era encargado de una empresa de jardinería y limpieza. Vivía en un pequeño piso con mi novia. No nos faltaba de nada. Tenía siempre cerca a mi familia; hermanos, sobrinos, padres… siempre cultivé las relaciones más cercanas, mi sostén, el verdadero hogar. Un buen día (aunque de bueno no tuvo nada) me junté con unos amigos que no debía. No tuve voluntad, me dejé llevar. La droga se apoderó de mi vida.
Poco a poco me llevó a perder todo lo que más quería: mi novia y mi familia. Hice cosas de la cuales me arrepiento. Me cuesta recordar y relatarlas en detalle me llevarían a describirme en ellas, a reflejarme en la maraña de un abismo. Una oscuridad que me llenó de dolor y rabia. Un día me cuestioné todo aquello… me pregunté sobre ¡quévida quería vivir!. No fue rápido, los recuerdos de aquel hogar resonaban como luz que me enganchaba a una cuerda de la que poder tirar. Finalmente tomé ese camino. Me llevó muchos sacrificios poder salir del consumo pero al final lo logré y me siento muy orgulloso de ello. Ingresé en un centro de desintoxicación.
En la actualidad no tengo trabajo, me voy arreglando con las limosnas que la gente me ofrece. Vivo en una habitación de pensión, impersonal, algo fría pero que trato de hacer mía. Recorro los recursos de la red de Gijón. Las tardes las paso con Arancha en el centro de día de SERCADE – Capuchinos de San Antonio. Tengo que agradecerle a ella y a la gente del entorno sus buenos consejos, sus palabras cercanas. Me han ayudado mucho en momentos duros de mi vida.
Centro de día de Gijón