Para el papa Francisco, los mayores son la raíz y la memoria de los pueblos. Son su reserva de sabiduría y transmiten a las nuevas generaciones la fe, la cultura, costumbres y tradiciones, aunque esta labor tan importante no está socialmente reconocida como debiera.
El Papa también advierte de que, en el mundo competitivo en el que vivimos, ser anciano, ser viejo, es un pasaporte para la marginación, en lo que justamente Francisco denomina “la cultura del descarte”. Así, mientras otros pueblos y culturas muestran respeto por sus mayores, nuestra sociedad occidental los ningunea porque lo joven es un valor idealizado y transmitido de continuo por todos los medios de comunicación.
Sin embargo, en estos tiempos en que seguimos padeciendo las consecuencias de una muy larga crisis económica, no se oye a casi nadie nombrar y reconocer la labor de las personas mayores que sostienen con su esfuerzo, dedicación, dinero y sacrificio a cientos de miles de familias.
Muchos abuelos son el puntal decisivo para ellas: se encargan de los nietos; limpian; cocinan; van a la compra; ayudan a hacer los deberes; cuidan a los que están enfermos; se quedan con los pequeños en fines de semana o vacaciones para que sus padres puedan descansar; avalan préstamos; dejan dinero... Y hacen frente a todo esto incluso padeciendo a veces una auténtica sobrecarga que pone en riesgo su propia salud.
Por todo ello, desde Punto de Apoyo queremos poner de relieve esta labor permanente y silenciosa de tantos mayores. Queremos valorarlos en su justa medida. Valorar su experiencia, su generosidad, su trabajo... Queremos pedirles igualmente que reserven un poco de su tiempo para cuidar de ellos mismos, de su salud; que sigan en contacto con sus amigos y no se aíslen socialmente; que puedan seguir dedicándose a las cosas que les gustan... Y en cuanto a los hijos y nietos, queremos pedirles que tengan en cuenta los límites de salud de sus propios padres y abuelos a la hora de encargarles esas tareas.
Deseamos que nuestros mayores sean conscientes del gran papel que están cumpliendo en esta sociedad, que de manera tendenciosa e hipócrita pretende hacernos creer que los mayores y sus pensiones son una carga insoportable para el estado...
La vida de las personas mayores es muy valiosa. No son ciudadanos de segunda. Considerar su gran labor y cuidarlos cuando lo necesiten es un deber de Justicia y de Amor.