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El voluntariado geriátrico franciscano en Pamplona

El voluntariado geriátrico franciscano en Pamplona

En un principio fuimos el único Voluntariado dedicado al acompañamiento de las personas mayores en situación de soledad. Ahora, afortunadamente, se ha ampliado el número de entidades dedicadas a este quehacer, la mayoría de ellas, originadas a partir de la nuestra.

Nuestra principal actividad es dar compañía a los ancianos que se sienten solos, con o sin aislamiento social, muchas veces ayudando a unas familias que no pueden dar presencia continuada en el hogar. Si iniciamos nuestro quehacer en los domicilios, muy pronto lo extendimos a las Instituciones Hospitalarias y a las Residencias de ancianos.  Para desenvolver nuestra acción era imprescindible hacerlo desde la Oficina de Coordinación-siempre ha habido una Trabajadora Social a su cargo. Los voluntarios fueron llegando y a ellos se les ofreció una formación básica en el ámbito de la solidaridad y específica en el gerontológico. Y desde el comienzo,  hemos mantenido el juicio de que ser voluntario en acompañamiento a los mayores daba lugar a una noble satisfacción humana y contribuía a enriquecer la personalidad, no solo con la gratuidad, sino aprendiendo replantear ese desafío que es envejecer. Nuestra Asociación es aconfesional, pero en el primer artículo de los Estatutos se señala que su espíritu de ayuda está inspirado en el franciscanismo. No en vano en el título aparece y fue la Fraternidad Seglar de San Antonio la fundadora.

Han sido muchos los Voluntarios que han trabajado en nuestra Asociación. Unos por su muerte, otros por la edad o las enfermedades, algunos por cambio de domicilio, los menos por abandono y cansancio. Actualmente son activas unas 70 personas, y algunas más que han pedido relevo temporal para volver cuando las circunstancias les sean favorables. Se atienden con carácter permanente a unos 60 ancianos. Sin embargo, como el Voluntariado tiene concierto con los Hospitales públicos, la cifra de personas atendidas es muy superior. Las acciones voluntarias son siempre personalizadas, una o a lo más, otra si se precisa, visitan a quienes lo necesitan. Aunque hay jóvenes, casi siempre en acciones recortadas, el perfil básico es de adultos, más mujeres, por encima de los  50 años, cuando se jubilan o sus deberes familiares se han reducido.

En los domicilios y en los Centros Residenciales, la mayoría de las personas, padecen graves deficiencias funcionales, siendo difícil su movilidad y desplazamiento, y mucho menos, aceptar los programas de actividad tan en boga estos tiempos. O el mundo se acerca a ellos o se quedan aislados. Estos ancianos son los que más demandan nuestro acompañamiento. Casi todos tienen familias, ya que en esa situación no pueden vivir solos sin acudir a una residencia. Más enriquecer sus contactos sociales cuando han de pasar algún tiempo solos,  es siempre agradecido por la familia. No debe olvidarse que el fruto natural de esta relación de compañía es la amistad, tantas veces la última a la que pueden optar muchos de estos mayores.

La situación de la vejez en el país, y en concreto en nuestra ciudad, nos condujo, desde bien temprano, a la formación y a la sensibilización, como funciones  necesarias para afianzar el conocimiento social de la importancia del acompañamiento a los mayores, sus reglas y su eficacia. Sabedores que la soledad en la ancianidad constituye una amplía y dolorosa situación, nuestro esfuerzo por la formación y la sensibilización, ha sido una tarea complementaria y constante. Además de las específicas dirigidas a los componentes de nuestra Asociación, se han programado conferencias, reuniones y cursos dirigidos a la sociedad de la ciudad. Junto a ello la colaboración con otras entidades en este asunto y las publicaciones en periódicos y revistas han sostenido nuestra actividad de sensibilización. Hasta hubo una época en que había investigación sobre nuestro tema con la boca Ricardo Eneqoiz. Sin entrar en pormenores que ya son historia, como un ejemplo, citaremos las actividades realizadas en este año.

En el mes de Mayo se celebraron en el Colegio de Médicos de Navarra los VIII Encuentros de Primavera que, con carácter bianual, organiza nuestro Voluntariado y la Sociedad Navarra de Geriatría. El Tema fue “Medidas personales para evitar la soledad”. Como en 2016 se fundó el Grupo de Estudio de la Soledad en la Vejez (GRESOVE 16) entre el Voluntariado y la citada SNGG, este año  aún habrá varias actuaciones en el programa “Diálogos sobre la Soledad” con participación de dos especialistas en cada sesión y con un amplio tiempo para que los asistentes puedan intervenir.

Uno de los miembros de este Grupo de Estudio, el último Premio Principie de Viana, dará la primera Conferencia-Lección sobre la Soledad en los ancianos en el Salón San Francisco del Convento de San Antonio. Esta conferencia lleva por nombre el de un excelente voluntario ya fallecido, Santos Monreal, como homenaje a todos los que fueron acompañantes y ya no pueden hacerlo.

En los dos próximos meses llevaremos a cabo el XIX Curso para familiares cuidadores de ancianos con dependencia, donde, en diez lecciones de dos horas, se les ofrecen los saberes prácticos y sus fundamentos, para atender a sus mayores incapacitados con eficiencia y mayor satisfacción personal.

 Por último en el mes de Diciembre haremos, en colaboración con Cáritas Española, un ciclo de charlas dirigido a los miembros de las Cáritas Parroquiales. Este ciclo versará sobre la Soledad en los ancianos, un reto para aquellos que dedican su tiempo y esfuerzo a combatir la pobreza de la sociedad, una de cuyas facetas, es la de las personas que se saben solas, en cualquier situación familiar, residencial u hospitalaria en que se encuentren.

La gratuidad es un don humanizante. Una moneda que no pertenece al mundo omnipotente y desequilibrador de la Economía. Uno de los proverbios de un hombre bueno como fue Antonio Machado, decía: “Moneda que está en la mano, quizá se deba guardar, la monedita del alma, se pierde sino se da”. Para nosotros la compañía conduce a un encuentro con el Otro. Esto permite otorgar amistad y en el espejo, ser más hondamente humanos.

Fraternidad de Pamplona