La Provincia Capuchina de República Dominicana y Haití solicitó una ayuda para comprar un edificio en Puerto Príncipe y rehabilitarlo con el fin de ubicar una fraternidad Capuchina, poner en marcha un teologado y a fin de cuentas, establecer una base de operaciones para el trabajo pastoral y social que realizan.
Además de las tareas pastorales habituales, los Capuchinos de Haití ayudan con infraestructura básica, construcción de letrinas, construcción de pozos de agua, becas escolares, brigadas médicas, dispensarios, etc. Una pequeña labor para un país que necesita de muchos gestos como esos y sobretodo de la unión de fuerzas para que la ayuda externa sea un impulso real para el desarrollo de esas gentes.
Haiti.
Haiti es un país maravilloso y terrible.
Parece estar condenado al reinicio constante, aquejado por ser lo que es: una porción de isla en el Caribe. La realidad geográfica define su historia y su “reinicio” constante.
Fue colonia francesa y a pesar de su liberación en el siglo XIX y de la abolición de la esclavitud, vive todavía a expensas de terceros. Su economía, una de las más pobres del mundo, semejante a la de muchos países de África, es absolutamente dependiente de EEUU, República Dominicana y de otros países de la región. La Ayuda al Desarrollo ha sido demasiadas veces, una manera de seguir controlando el país por terceros.
Un terremoto que ya no es noticia.
El año 2010 fue un año terrible para su historia reciente. Un terremoto dejó en la nada a los más de 10 millones de haitianos. El terremoto destrozó todo, desde las casas más humildes, hasta la Catedral de Puerto Príncipe y el Palacio presidencial. La naturaleza no entiende de clases.
Cada cierto tiempo vive el embate de terremotos, tormentas y ciclones, y los esfuerzos por rehabilitarse deben comenzar de nuevo. La violencia es cada vez mayor, el SIDA una lacra en aumento, y la falta de acceso a servicios básicos, uno de sus retos más urgentes.
Haití significó “montaña sobre el mar” y eso esperamos hoy en día: que Haití se erija sobre el mar y no sucumba a sus aguas, a sus vientos o a su historia, que crezca y ofrezca tierra firma sobre la que construir los derechos de sus habitantes.
Tu colaboración abre caminos de solidaridad.
Tú también puedes colaborar con el Servicio Capuchino para el Desarrollo "SERCADE", en este y otros proyectos.
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