Madrid, 29 de junio.- “Trabajar teniendo en cuenta que tienen una media de 21 años, viven en situación de sin hogar y carecen de los derechos más básicos, como un lugar donde dormir y asearse, resulta vital para que los jóvenes en situación de sin hogar puedan incorporarse a la sociedad. Parece obvio, pero hasta ahora no se ha tratado el problema bajo esa mirada. Esa podría ser la primera conclusión del trabajo que estamos haciendo con una población cuya media de edad es 21 años y medio y que se encuentran en la calle, sin futuro y abocados a una exclusión severa, en la que ya viven”, afirma Susana Hernández, Presidenta de FACIAM, entidad desde la que ahora publicamos los resultados de los primeros cien días de trabajo del proyecto IMPULSA.
El programa IMPULSA, pensado para la atención y acompañamiento de jóvenes en situación de exclusión residencial, busca aportar una estabilización residencial (en pisos o pensiones), para luego ofrecerles un acompañamiento social, enfocado al trabajo y de creación de redes de apoyo y acceso a derechos que, en un futuro, sean factores de protección para los y las jóvenes. Se enmarca en el Convenio de atención a personas sin hogar que FACIAM mantiene con el Ayuntamiento de Madrid y lo desarrollan Cáritas Madrid, Fundación Benéfica San Martín de Porres, Obra Social Apostólicas del Corazón de Jesús y Sercade, entidades pertenecientes a su red en Madrid.
FACIAM parte de algo que la organización y la red repite: no tener casa mata. “Por eso el trabajo comienza dándoles un techo digno que les brinde estabilidad. En IMPULSA, en estos tres meses, hemos cumplido con ese objetivo. La iniciativa atiende en Madrid, en esta primera fase, a 105 jóvenes con 54 plazas residenciales. Se espera atender y generar itinerarios de acompañamiento para 120. El programa se enmarca en el Convenio de atención a personas sin hogar que FACIAM mantiene con el Ayuntamiento de Madrid.
Es el punto de arranque para luego ofrecerles un acompañamiento individual y grupal para que accedan a derechos como la sanidad, la vivienda, el trabajo, la educación… y a una independencia económica para valerse por sí solos. Ese trabajo de recuperación de sus derechos resulta fundamental para su inserción en la sociedad. Pero no sólo eso, su implicación y participación en las actividades ofrecidas son una palanca importante para romper con los estereotipos y el aislamiento que recaen sobre ellos, así como el discurso del odio y la aporofobia”, señala Julia Almansa, Vicepresidenta de FACIAM.
Tras tan sólo tres meses de trabajo con ellos y ellas, se constatan avances importantes, unos datos que deben ser tomados con precaución y entendiendo siempre el difícil contexto de la población con la que estamos trabajando, jóvenes en exclusión severa. “Hay que entender también las rupturas que viven estas chicas y chicos, que pasan de un sistema de protección a la infancia a la mayoría de edad sin ningún tipo de acompañamiento ni cobertura de necesidades tan básicas como un techo, comida, trabajo o una posibilidad de futuro”, indica Maria Elena Ayuso, de la Secretaría Técnica de FACIAM. Así y todo, aquí algunos indicadores positivos.
Son los siguientes:
94,29% de esos jóvenes están en diferentes cursos de formación para el empleo
Un 15% del total han conseguido permiso de trabajo
De cara al futuro, FACIAM hace una llamada a las instituciones públicas y privadas para dar continuidad a este incipiente trabajo, un proyecto que habla de futuro, el de la juventud excluida y el de la sociedad en general. Subrayamos también la lista de espera: hay una lista de 107 jóvenes de la ciudad de Madrid que quiere acceder al proyecto, un número que duplica al número de mujeres y hombres que se está atendiendo.
Más información y detalles del proyecto en el Documento 100 días Impulsa.
Contacto:
Maria Elena Ayuso – Secretaría Técnica FACIAM
faciam@faciam.org
91 559 59 23 – 692628