Desde el año pasado, desde SERCADE y diferentes fraternidades Capuchinas, apoyamos iniciativas agrícolas cuyo objetivo es participar en proyectos familiares que buscan encontrar en la tierra un medio de sustento.
En Timor del Este apoyamos la primera iniciativa de agricultura orientada a la generación de un mercado local.
Está ubicado en una pequeña isla entre Asia y Oceanía. País minúsculo, cuenta con uno de los pasados históricos más terribles y mortíferos. Tras la escolonización portuguesa, la invasión indonesia primero y las sucesivas revueltas, un 30% de la población fue diezmada. País lingüística y culturalmente diverso (se hablan cientos de lenguas y dialectos en una población que no alcanza el millón y medio), mira al futuro con la esperanza de quien tiene todo por ganar.
En Laleia, pequeña capital de la región de Baucau, los Capuchinos portugueses instalaron una misión hace poco más de diez años. El trabajo pastoral y social resulta complejo por la falta de infraestructura y por una sociedad polarizada y con escasa atención gubernamental. Como parte de esa labor que intercala el acompañamiento espiritual y el apoyo en las necesidades básicas, se inició en 2013 el apoyo a la “Primera iniciativa de agricultura para la generación de un pequeño mercado local y el sostenimiento de la atención a los colectivos más vulnerables”.
El proyecto, al que ha apoyado la fraternidad de San Antonio de Zaragoza, ha permitido dotar a una finca de los recursos hídricos necesarios, herramientas y materiales, para iniciar el cultivo de verduras y frutas, generar ingresos para las familias más necesitadas y además lograr alimentos básicos para los grupos de niños, niñas, mujeres y personas con discapacidad, que componen los colectivos de atención especial de la pastoral social de la Diócesis.
En Guatemala ayudamos a 150 familias con una iniciativa de cultivo de maíz.
A más de 15.000 kilómetros de Timor, en Centroamérica, Guatemala viene soportando terremotos y huracanes que de forma intermitente han asolado grandes regiones, cultivos y medios de vida. Con una historia política y social de una conflictividad extrema soporta junto a Honduras y el Salvador, ser parte de la región más peligrosa del mundo. La diócesis del departamento de Santa Rosa cuenta con un obispo capuchino y una pastoral social bien organizada y que acompaña a la población en diversas iniciativas de atención a las primeras necesidades.
SERCADE se sumó a estas iniciativas aportando 38.000 € a una iniciativa de cultivo de maíz para 150 familias y la formación en diversas disciplinas para el fomento de una agricultura sostenible con el medio ambiente. En la actualidad se está estudiando la continuación de dicho proyecto así como la ampliación a otros cultivos cafetaleros, siempre con la perspectiva de impulsar agrupaciones familiares y cooperativas que integren no solamente actividades agrícolas sino también la formación a la población, la cohesión social, la generación de alternativas de sostenimiento comercial y la implicación de actores públicos.
Según la FAO (Agencia de Naciones Unidas destinada a la agricultura) es importante poner el acento en la agricultura como herramienta para la erradicación del hambre y la pobreza, la seguridad alimentaria y la nutrición, la mejora de los medios de vida y la protección del medio ambiente. Resulta obvio destacar que al juntar “agricultura” y “solidaridad”, nos trasladamos a escenarios empobrecidos en los que la eficacia en el uso de los recursos, la justa distribución de los alimentos y la explotación pausada y programada de la tierra favorecerán la mejora de las condiciones de vida de los más necesitados.
El pleno acceso a la alimentación viene siendo el objetivo fundamental de la solidaridad internacional. Las alarmantes cifras de desnutrición en África, el monopolio de tierras en América, las migraciones rurales en Asia son parte manifiesta de que nuestra vinculación con la tierra define lo que somos como sociedad, determina nuestra forma de entender los derechos propios y ajenos y también los de las próximas generaciones.
En España no podemos permanecer ajenos a los conflictos foráneos. En este mundo globalizado debemos encontrar las estrategias para que el “norte” ayude a combatir la pobreza en el “sur”.
El consumo responsable y la exigencia de políticas de solidaridad, pueden ser la siembra de las semillas de solidaridad fraterna.
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