Hay expertos que aseguran que el cerebro del ser humano nunca había estado sometido a tanta presión como en esta época. Tiene que atender a múltiples tareas: estudios, trabajo, vida familiar y social, contratiempos, problemas... Y además, se nos urge a adaptarnos a los cambios continuos de una sociedad que se mueve a una velocidad de vértigo. Los ritmos de vida y trabajo se aceleran también con las nuevas tecnologías, que permiten abarcar más tareas, tener contactos inmediatos... Y así, sin darnos cuenta, porque ya es algo cotidiano, nos vemos inmersos definitivamente en un ritmo de vida que con el paso del tiempo acaba por extenuarnos.
A esto le podemos sumar otras cosas: a) el efecto que nos causa la contaminación ambiental; b) vivir rodeados de asfalto y cemento y con demasiados ruidos; c) el escaso contacto con la naturaleza, que puede estar muy poco presente en nuestras ciudades... Y por si esto fuera poco, desde hace más de un año, las penalidades causadas por la pandemia del covid-19.
Por todo esto necesitamos urgentemente buscar sí o sí un tiempo para la calma y el sosiego porque, si el cerebro no reposa, esta sobrecarga llegará antes o después y puede llevarnos a enfermar. El descanso de la mente es fundamental para mantener una buena salud.
Por suerte, lo que podemos hacer frente a esto es algo sencillo, al alcance de todos y sin coste alguno: un tiempo de paseo diario de entre media hora a una hora y a ser posible por lugares donde la naturaleza tenga una fuerte presencia. Si no tuviéramos esa opción, buscaremos un parque con árboles o una zona ajardinada para darlo.
Este paseo debemos realizarlo conscientemente para limpiar lo más posible la mente de preocupaciones. Así lograremos reducir el estrés, la ansiedad y la fatiga emocional, mejorar nuestro estado de ánimo y aclarar ideas. Si lo hacemos a diario pronto se notarán sus efectos beneficiosos. Nuestro paseo no puede ser considerado como un lujo sino como una necesidad de salud.
¡Aprovechemos el buen tiempo para hacerlo!