"Dos personas importantes en mi vida se murieron. Uno se suicidó así: se rocío con gasolina y se prendió fuego. Estudié y trabajé. Metido en la discoteca; tenía pensamientos malos. Antes de venir acá conocí a una chica bella pero no había química. Decidí cortar. Empecé el Camino en Saint Jean de Pied de Port".
Voces como éstas se escuchan en el Camino de Santiago. A veces lo comparten en grupo. En ocasiones a solas en un descanso. Las personas que hacen el Camino de Santiago buscan un sentido en su vida, una respuesta a ciertas cuestiones vitales.
No se recorren kilómetros y kilómetros por simple deporte. El silencio, el contacto con la naturaleza, la soledad, el ejercicio físico y su sacrificio, el diálogo con otros, los ratos de reflexión y oración, la misa del peregrino... van ofreciendo y abriendo vías de iluminación. Esos mismos cauces los encontrarnos en la vida misionera a orillas del río Napo o en otros lugares del "mundo mundial". Son vías hacia el encuentro con la Fuente del Amor.
Siempre caminantes, peregrinos. "Homo viator", decían los latinos. En camino hacia la vida interior, hacia la purificación del ego; el viaje más importante lo hacemos hacia dentro, hacia el conocimiento, aceptación de uno mismo y el "vencerse a sí mismo". Sancho al final del Quijote ( II,72) afirmaba: "don Quijote... Viene vencedor de sí mismo, que, según él me ha dicho, es el mayor vencimiento que desearse puede".
Al mismo tiempo, la peregrinación más fecunda consiste en la apertura a la FE Y CONFIANZA PLENA EN DIOS Y EN LOS OTROS. Como un niño en brazos de su madre que nos anima a crear puentes de confianza con las otras personas.
¿Qué piden a la Iglesia?
-Decía el ritual del bautismo. Una respuesta era: la VIDA ETERNA. Creo que nos hace mucho bien recordar que caminamos, cada día, hacia esa vida sin fin que empieza ya aquí.
Y ¿ser "camino" para los otros?. Pues sí. Cada persona hace un camino singular, irrepetible y puede ser referencia para otros caminantes.
Desde Carrión de los Condes (Palencia) hasta Santiago de Compostela (Galicia), recorriendo 405 kilómetros a pie, tuve la sensación de una Presencia este año 2022; en un tono sencillo, humilde y sosegado. Alguien, discretamente, entre susurros, caminó con nosotros.
Hace años San Juan de la Cruz escribió poéticamente en su Cántico (B) estrofa 11 estos versos:
"Descubre tu presencia
y máteme tu vista y hermosura;
mira que la dolencia
de amor, que no se cura
sino con la presencia y la figura".
ALLI ÑAMBI.
BUEN CAMINO, allí donde estés.
Jesús Eugenio Jáuregui Arbizu.
Misionero Capuchino